domingo, 28 de mayo de 2017

La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930

En el Madrid de 1930 vivía la que se decía era la cigarrera “más vieja de España”. Se llamaba Valentina Alonso de Espinosa y contaba con 95 años en mayo de ese año. Este es uno más de los personajes pintorescos que vivieron en nuestra ciudad y forman parte de su historia urbana.




El escenario adecuado para nuestro relato es la Fábrica de Tabacos del Portillo de Embajadores, lugar donde las cigarreras realizaban una actividad frenética y a su vez poderosa. Frecuentes eran los amotinamientos y reivindicaciones de estas trabajadoras, tanto en el Madrid decimonónico como en el siglo XX. Frente poderoso en todas las luchas: rojas unas, amarillas otras. 

No es de estrañar que nuestro querido Benito Pérez Galdós dijese de aquel gremio de cigarreras:

"... alegría del pueblo y espanto de la autoridad."

El fotógrafo Almazán toma esta instantánea de unas cigarreras en 1934 después de abandonar una huelga de brazos caídos a las doce de la noche.



Omitimos referencias a la Fábrica de Tabacos para no extendernos demasiado, aunque os ofreceremos imágenes del edifico en tiempos de la protagonista de nuestra historia:


La cigarrera Valentina

Había nacido doña Valentina en Toledo el año de 1835 y a los 11 o 12 años la enviaron a casa de unos parientes en Madrid.

Aunque su mayor deseo hubiese sido ingresar en un convento toledano de la Orden Capuchina para cantar al órgano (cosas de la primera juventud), a los 20 años (1855) ingresará a trabajar de cigarrera en la Fábrica de Tabacos.

Llevaba trabajando allí 75 años y en todo ese tiempo había confeccionado la ingente cantidad de nueve millones trescientos mil cigarros puros.

-De diez a doce paquetes de cigarros puros, que antes tenían cuarenta y cinco, y después cuarenta cigarros de los llamados de a cuatro.” Esto respondía la veterana cigarrera a un periodista de Crónica que la entrevistaba. Indicaba además que antes de llegar las maquinarias al edificio de Embajadores todo el trabajo que se hacía era manual y había allí unas diez mil cigarreras. En el año que nos ocupa la cifra descendía a escasas cuatro mil.

Aquella operación de trabajar el cigarro puro era denominada “liar el niño”; formas de definir las cosas que tenían esas mujeres de rompe y rasga; de garbo y salero; chulaponas; castizas, y piquito de oro también.

Vivía Valentina en una casa vieja de la calle Mesón de Paredes, con unos ochenta escalones de por medio hasta acceder a su vivienda. La anciana los subía y los bajaba hasta seis veces al día; una de las veces para ir a la fábrica, porque continuaba trabajando dos horas y media por la tarde. Ya no hacía jornada completa, aunque la había hecho durante décadas, cuando su porte era el de las cigarreras retratadas en tantos sainetes.

A las cuatro me levanto,
a las cinco el chocolate,
a las seis lío el petate,
a las siete a trabajar,
y entero en un jornal saco
de cigarros un millar.
Pues pa repique San Ginés,
me sale ya a mí el tabaco
por las plantas de los pies.

Ganaba casi cuatro pesetas por día, pero eso dependía de la labor que realizara. Y si un día no acudía, no ganaba nada. Así era la vida de algunos ancianos en un Madrid no tan lejano.

A los 36 años (1871) se había casado con un calesero (cochero), Juan Vivo y López, alias el “tío Vivo”. Fruto de aquella unión nacerán “tres hijos varones y una hembra”, carga que se hizo pesada cuando en 1887 al “tío Vivo” se le dio por morir. Cincuentona y viuda.

De los cuatro hijos sólo quedaba uno en 1930. Se llamaba Pedro y había marchado a vivir a Zamora en busca de mejor porvenir.

El grabado de E. Vela nos muestra el taller de cigarros en 1879. El dibujante G. Meléndez es el encargado de confeccionar el boceto y, seguramente, entre todas las cigarreras esté retratada Valentina.



Años más tarde, en 1898, será el fotógrafo Compañy quien las retrate. La primera fotografía corresponde al taller de cigarros; la segunda, al de cigarrillos.




Valentina nunca había estado enferma, a excepción de algún catarro. Hacía dos comidas diarias y no tomaba desayuno. Se cuidaba ella sola y cosía sin gafas, todo un mérito para tan avanzada edad.

Vivía completamente sola, con sus compañeras de trabajo como únicos parientes más cercanos. Y es que al parecer la querían mucho en aquella viejuna fábrica, otrora de Naipes y Aguardientes.

La “tía Viva” le llamaban esas compañeras y amigas. Quizá haciendo referencia al mote de su difunto marido o al personaje creado por Jacinto Benavente para su comedia “De cerca”, otra tía Viva que en 1909 tenía 89 años.

Y muy viva debía estar la cigarrera; incluso lo estaba un año más tarde, cuando Crónica le hace preguntas en un reportaje sobre las cigarreras y lo que esperaban de la República. En esa ocasión la citan como “Flora Alonso” y suman a su edad nada menos que 13 años.

¿Tenía la “tía Viva” noventa y cinco años en 1930 o ciento ocho en 1931? No, se trataba de un error de cálculo; en 1931 tenía 96 años.

El fotógrafo Cámara retrata a Valentina –o “Flora”-, para el reportaje. La identifica con el número 1 y con el 2 a su compañera María Grainés, de 82 años. Ninguna de las dos tenía intención de jubilarse y, junto a otras compañeras, los domingos se echaban una “cana al aire”. En su propia definición, se trataba de ir por ahí a comer paella y pasar la tarde de la mejor manera posible.



Bien podríamos mentar a la Carmen de Bizet, y a otras de mismo nombre y profesión, sevillanas y de otras provincias. O a las que inspiraron cuplés, sainetes y zarzuelas, que hasta en el mudo y el sonoro cine quedaron inmortalizadas.




Por hacer una comparación, citamos a María Josefa, una cigarrera vieja que el crítico José Félix Tapia describía como de “sangre de chulapona, de castiza, de heroína, de aquella «Malasaña» de 1808”.

María Josefa era uno de los personajes creados por Pilar Millán Astray para la comedia asainetada “Las tres Marías”, estrenada en el Cervantes la noche del 25 de febrero de 1936.

En la fotografía, de Pío, vemos a la actriz Milagritos Leal caracterizada como María Josefa, la anciana cigarrera. A su lado el actor Salvador Soler Mari.



Valentina conoció la Castellana cuando era un melonar, y a la reina Isabel II y las Revoluciones. Vivió su juventud en un Madrid que para ella parecía “un corral de vacas”, y fue testigo de otros tantos acontecimientos que dieron paso a la villa y corte moderna.

No podemos precisar cuándo marcho al cielo de los madrileños, sólo podemos afirmar que existió y seguramente falleció cuando ya no pudo “liar el niño”; antes o durante la guerra.

Si pasas por Embajadores y te acercas a la antigua Fábrica de Tabacos, recuérdala. Recuerda a cuantas cigarreras hubo e imagínalas en su plena juventud, con percales en pañuelo y delantal, medias caladas y zapato de tabinete, luciendo ese porte que era imán de los piropos.


Esta anochecer, saliendo
de la Fábrica e Tabacos
—porque yo soy cigarrera
pa lo que ustés gusten—marcho
Embajadores arriba,
y oservo que vie un muchacho
como de unas diez y nueve
primaveras, muy ufano,
con su pitillo en la boca,
en los bolsillos las manos,
y contoneando el cuerpo
como diciendo: "Esto es garbo;
y señora a quien yo miro
con este mirar gitano,
es señora que se muere
de gusto... por mis peazos."
Empezó a chicolearme
atrevido y vivaracho;
mas, como a mí no me gusta
que me vengan molestando...
porque no..., me planto en seco,
me pongo en jarras, le aguardo
a que se ponga a mi vera,
y le digo: "Vamos claros,
amigo; si alguna cosa
tié que decirme, ya estamos
cara a cara y pecho a pecho;
conque... ¡vaya usté soltando!"
Al pronto, el barbián se puso
amarillo, verde, pálido...
y oservé que hasta la cola
le temblaba, del cigarro.
Como usté quiera, gachona,
me voy a hacer parroquiano
de usté..., y no va a ser flojo
lo que la dé... de trabajo.
Porque servidor, señora,
es de los hombres más largos
pa consumir cigarrillos
que fabriquen esas manos.
Conque ya lo sabe, prenda:
cuando quiera, nos liamos...
usté a arreglarme pitillos;
y yo, a su vera, a fumármelos.
Se iba usté a poner enfermo
porque el... fumar mucho es malo;
y mayormente escupiendo,
como usté hace a cada paso.
Y a mí me gustan los hombres
que no consuman cigarros
como agua, sino que sepan
hacerlos durar... un rato...
Y me alejé de él, riendo,
y el pobre quedó acharado
pensando seguramente
en lo que yo iba pensando:
en que hay mucha semejanza
entre el amor y el cigarro.
Los cigarrillos de a veinte
son fuertes, cortos y malos;
los de cincuenta, resultan
de más duración, y... vamos
que satisfacen de veras
porque son algo más largos,
no se queman tan de prisa
y saben más... a tabaco.
En cambio los de sesenta,
con ser más finos, más caros
y más de postín, no saben
más que a paja... y por lo tanto
siendo más flojos, ni llenan
ni satisfacen. Pa el caso
es como si una tuviese
hambre y la diesen un cacho
de longaniza o jamón .
que no haiga, ni pa probarlo,
y que se lo zampa una
sin sentirlo ni notarlo.
Ustés no me negarán
que un hombre, a los veinte años,
más que un hombre hecho y derecho
es un chico que ha empezao
a sentirse hombre, y por eso
comienza a quemar tabaco...
con más pretensiones y humos
que el mismísimo cigarro.
En seguida se echa novia,
porque de amor y cigarros,
a los veinte años, consumen
los hombres un rato largo.
—¿Me quedrás mucho, mi vida?
Dame un beso, dos, tres, cuatro...
y febriles nos estrujan
entre sus robustos brazos,
y como tien tanto ardor
los infelices... pues, ¡claro!
resulta que se les pone
la cabeza mal, con tanto
fuego, y hay que tratársela
con muchísimo cuidao,
porque si no, en poco tiempo
se queda una sin muchacho.
Aman lo mismo que fuman:
de cada chupá, un cigarro:
y asi no se saca gusto
que eso... ¡sólo es hacer gasto!
Y ahora díganme ustés
si hablo yo mal, cuando hablo
eso de que se parecen
hombres, amor y cigarros.

ENRIQUE GRIMAU DE MAURO
Hombres, amor y cigarros (Monólogo de una cigarrera)”
Madrid, 1930.






Bibliografía
Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2017) "La cigarrera más vieja de la Fábrica de Tabacos de Embajadores. Madrid, 1930", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

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La inclusión de la leyenda "Archivo HUM", y otros datos, identifican las imágenes como fruto de las investigaciones y recopilaciones realizadas para los contenidos de Historia Urbana de Madrid, salvaguardando así ese trabajo y su difusión en la red.
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© 2017 Eduardo Valero García - HUM 017-004 RECUPAPEL
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325

lunes, 15 de mayo de 2017

Especial: 40º Aniversario del Centro Cultural de la Villa. Teatro Fernán Gómez.

Madrid celebra este año 2017 el cuadragésimo aniversario del Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, inaugurado el 15 de mayo de 1977 por los reyes de España. Ese mismo día quedaban inaugurados los Jardines del Descubrimiento.

Historia Urbana de Madrid ha participado en la creación del precioso mural expositivo que, a modo de recorrido gráfico, cuenta la historia del Centro Cultural y su entorno. Además, hoy nos unimos a la celebración contando al madrileño de ahora las efemérides de aquel año y el proceso histórico que convirtió una lejana huerta en la zona que hoy conocemos como Plaza de Colón.


©esmadrid.com


Efemérides
Madrid, 1977
Con el fallecimiento de Francisco Franco (20-11-1975), Juan Carlos de Borbón y Borbón es proclamado rey de España (22-11-1975). Así, el 3 de julio de 1976, el coronado Juan Carlos I nombra a Adolfo Suarez como nuevo presidente del gobierno en sustitución de Carlos Arias Navarro.

Llegada la Transición, Madrid comenzará una frenética actividad política, social y cultural. Será también escenario de grandes transformaciones, pero también de hechos luctuosos.

Antes de comenzar el año que nos ocupa, merecido es el recuerdo a Tomás Borrás, cronista oficial de la Villa, que fallecía el 27 de agosto de 1976. Y a Miguel Ángel García-Lomas y Mata, último alcalde del franquismo (1973 a 19176), responsable de la llamada “operación ruina”, de los inicios de la construcción de la M30 y la peatonalización de las calles Carmen y Preciados. Cesó en su puesto municipal el 1 de abril de 1976.

En lo urbanístico, dos símbolos nacidos ese año de 1976: la Estación de Chamartín y la singular edificación que citaremos más adelante, las Torres de Colón.

Nos centramos ya en el año 1977, cuando Madrid contaba con 3.355.720 habitantes después de la política de anexión de los municipios.

El 24 de enero habían sido asesinados los abogados laboralistas de Atocha, hecho que debilitará a la reciente democracia y decantará en las primeras elecciones generales, celebradas el 15 de junio. Poco antes, el 9 de abril, se legalizaba el Partido Comunista de España.

El 4 de julio se formaba el tercer gobierno de la monarquía y el 27 de octubre se firmaban los pactos de Moncloa entre todos los partidos con representación parlamentaria.

Bajo este ambiente político y social nacerá el Centro Cultural de la Villa. Y de la historia de su entorno y proyecto hablamos a continuación.


De modesta huerta a gran plaza.
Madrid, Siglo XIX
En los confines del Prado de Recoletos, donde estuvo la Puerta homónima, existieron las huertas de San Felipe Neri, también conocidas como “La Solana”. Estos terrenos, anejos a las huertas de los frailes recoletos, pasarán a formar parte de la Escuela de Veterinaria en la última década del siglo XVIII.




Casa de la Moneda
El 18 de enero de 1856 se aprueba el proyecto de Ley para construir en las huertas un edificio que albergase la Real Casa de la Moneda y la Fábrica de Papel Sellado. En 1860 el arquitecto Francisco Jarreño realizará el proyecto y al año siguiente será inaugurado por la reina Isabel II; sin embargo, las obras no concluirán hasta 1866.
Es un inmenso edificio, constituido por dos altos pabellones laterales, con tres hileras de ventanas cada uno, y un cuerpo central de un solo piso. El triángulo formado por los dos pabellones y el cuerpo central está ocupado por un vasto patio ó jardín, cerrado por una verja con entrada semimonumental.
Para subir á esta entrada hay una escalinata con cuestas laterales para los carruajes. El edificio, aunque grande, y por su misma grandeza de cierta suntuosidad, todo de ladrillo rojo, no tiene importancia desde el punto de vista del arte, y es indigno del sitio privilegiado en que se asienta, entre la Biblioteca-Museo y los lindos hoteles del barrio de Salamanca.
LA ILUSTRACIÓN CATÓLICA. Madrid, 31 de marzo de 1894



La nueva configuración de la zona difiere de los planos anteriores. El Plano parcelario de Madrid de Carlos Ibañez e Ibañez de Ibero, formado y publicado por el Instituto Geográfico y Estadístico, año 1872-74, reproduce la ubicación de la Casa de la Moneda y el lugar donde años más tarde quedará emplazado el monumento.



En la sesión del Senado del 24 de abril de 1883 el ministro de Fomento solicita desaparezca la escalinata por considerarla un inconveniente para el tránsito de público. Tres años más tarde se sumaba a esta idea la supresión de las rampas laterales.


La escalinata desaparecerá, pero las rampas laterales perdurarán hasta la demolición de todo el conjunto arquitectónico en la segunda mitad del siglo XX.

En las verjas de la Casa de la Moneda se formaban largas colas para el Sorteo del Gordo de Navidad, siendo característica la presencia de los golfos y golfillos que vendían su puesto en la fila.






Monumento a Colón
Por Ley de 22 de junio de 1864, Isabel II y Cánovas del Castillo dispondrán la erección de una estatua monumental a Cristóbal Colón. Su primer artículo decía: “… se autoriza al Gobierno de S. M. para que, de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid y con la Junta formada en esta capital, se erija una estatua monumental a Cristóbal Colón en el Paseo de Recoletos, frente a la Casa de la Moneda.

Así resumía El Clamor Público la primera propuesta realizada en sesión de Cortes del 5 de mayo de 1864 que dará por resultado la promulgación de la Ley citada:



En sesión de 11 de mayo de 1865, el Ayuntamiento pasaba a comisión de obras un proyecto para la construcción de aceras de tres metros de ancho desde la fuente de Cibeles hasta la Castellana. Acordaban también habilitar la acera de enfrente y contiguas a la Casa de la Moneda

Casi once años después de la Ley por la que se aprobaba la erección de un monumento a Colón, el 15 de octubre de 1875 se publicaba en La Ilustración Española y Americana una carta de José Marín Balbo, primero de los artistas a los que se le encargó el proyecto.
Comentaba Marín Balbo que en 1866 ya había abandonado el proyecto y marchado a su pueblo, porque, aún habiendo llegado a las más altas y dignas esferas, el interés fue poco y la desidia mucha.
Revela en la misiva cómo hubiese sido aquel monumento:
"[...] un pedestal de metro y medio cubico de berroqueña, con dos planchas de Macael, cubriendo, a guisa de pasquines, dos de sus caras, con tres escaloncitos por bajo de su base y una verjita de hierro con cuatro faroles para alumbrar, las noches, al santo encerrado en su recinto."

En 1878 decía una breve noticia de El Imparcial:




Diversión entorno a la Casa de la Moneda
Y mientras se decidía esto del monumento, el mes de marzo del mismo año el Gran Teatro Guiñol se instalaba en el Paseo de Recoletos, frente a la Casa de la Moneda, para dar funciones todos los días desde las cuatro de la tarde. También lo hacía en el Prado y Plaza de Oriente.

Más tarde, en el mes de julio, junto a la Casa de la Moneda se instalará el Teatro de los Autómatas, con funciones de autómatas, cuadros disolventes y rifa de juguetes desde las seis de la tarde hasta las diez y media de la noche.


La plaza y el monumento
En octubre de 1880 el Ayuntamiento de Madrid decidirá denominar Plaza de Colón “a la que está enfrente de la Casa de la Moneda”. Enseguida la opinión pública reclamará la estatua en honor al almirante, deseo que se hará realidad durante el reinado de Alfonso XII.

Así, entre 1881 y 1885 se construirá el monumento que hoy conocemos, obra de Jerónimo Suñol (estatua) y Arturo Mélida (proyecto y pedestal).

La estatua de Cristóbal Colón había sido instalada sobre su elegante pedestal la tarde del 31 de enero de 1884. El grabado de A. Soler, publicado en La Ilustración Católica, reproduce la estatua que todos conocemos.



Ante esta magnífica obra se rendirá homenaje a Colón en la celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América (1892). En ese acto una comisión de Títulos del Reino hizo entrega simbólica del monumento al Ayuntamiento de Madrid.

En febrero de 1886 comenzarán las obras del jardín de la plaza a iniciativa del delegado de paseos y arbolados, Sr. Miranda Delgado.






Su señorial fisonomía-muy a pesar de la humeante fábrica de moneda y timbre-, se mantendrá hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando el paisaje urbano sufrirá una transformación radical.
La preciosa estampa aérea que atesora la Fototeca de Patrimonio Histórico nos muestra dos edificios enfrentados a la plaza.

A la derecha el que habitó por una temporada el insigne escritor Benito Pérez Galdós.  A la izquierda, casi centrado, el elegante Palacio de Medinaceli, que fuese en origen propiedad del duque de Uceda y posteriormente del marqués de Salamanca. Hacia 1890 será adquirido por la duquesa viuda de Medinaceli y duquesa de Denia y Tarifa. De ahí que en su corta existencia, el Palacio será conocido por los nombres de Uceda, Denia y/o Medinaceli.




La Plaza de Colón será escenario de festivales, ceremonias, manifestaciones y desfiles de Carnaval desde la segunda mitad de los años 80 del siglo XIX hasta la actualidad.


Hacia el nacimiento del Centro Cultural de la Villa
Madrid, Siglo XX
El decimonónico Madrid fue escenario y testigo de grandes cambios. La antigua huerta llamada "La Solana" quedaba convertida en una plaza ajardinada que rendía honores al almirante, y una Casa de la Moneda, símbolo de riqueza de un reino. Aneja a ella, el Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales cuya primera piedra tuvo a bien colocar Isabel II el 21 de abril de 1866.




La zona que una vez fue las afueras de la Villa y Corte se rodeaba de aristocráticos barrios y mostraba un aspecto casi romántico.

Autor: J. LACOSTE - Entre 1906 y 1914 - MHM Inv. 2007/1/66

EDITION PHOTOGLOB OO., ZÜRICH - ca. 1910 - MHM Inv. 31471

GRAFOS MADRID - Entre 1921 y 1933 - MHM Inv. 1991/1/202

GRAFOS MADRID - Entre 1921 y 1933 - MHM Inv. 1991/1/202


Los años 30
Durante la celebración de la Feria del Libro de Madrid de 1935 la cultura estuvo presente en la plaza con la instalación de un “tablado” donde se realizaron conciertos, representaciones teatrales y de guiñoles.

La modernidad paseaba por encima de la cabeza de Colón. El 11 de enero de ese año el autogiro de Juan de la Cierva, tripulado por el teniente Antonio Guitián, sobrevolaba la plaza y Casa de la Moneda haciendo un descenso vertical sobre la cabeza del almirante.



También del mismo año será el proyecto expuesto por el arquitecto Fernández Shaw, del que hablamos en nuestro artículo "Estación de enlace de Plaza Colón. Proyecto de Fernández-Shaw".



Los años 60
En la década de los 60 comienza la transformación de la plaza y su entorno. El palacio de Medinaceli desaparecerá para dar paso al edificio Centro Colón y en su esquina opuesta comenzarán a elevarse los dos grandes pilares que soportarán el peso de las Torres de Colón, llamadas Torres Jerez en tiempos de la empresa Rumasa.




Desmantelado y abandonado desde 1964, el edificio de la Casa de la Moneda será cedido por el Estado al Ayuntamiento de Madrid en 1970. El 29 de abril, don Carlos Arias Navarro, entonces alcalde de esta Villa, tomará posesión de las vetustas instalaciones. Comenzarán entonces las obras de derribo y planificación de un nuevo espacio verde para la ciudad.



El madrileño conocerá a través de la Prensa las primeras noticias sobre lo que se proyectaba. El 26 de julio de 1965 un gran titular será prólogo de una transformación monumental e impensable.

 

La noticia venía acompañada de una fotografía de Torremocha donde podemos apreciar la fisonomía de la plaza en ese momento.



Cuatro años más tarde, en 1969, se presentaba el proyecto realizado por los arquitectos Carlos Babé Delgado y Miguel Granados Pérez, de la Gerencia Municipal de Urbanismo, por el que se buscaba la creación de un espacio abierto que descongestionase la zona.

El primitivo diseño consistía en una gran zona ajardinada con estanque y zonas infantiles. El monumento a Colón cambiaría de ubicación, ocupando un lugar predominante en el entorno paisajístico. Completarían la decoración la colocación, a modo de esculturas, de algunas antiguas máquinas de acuñar moneda.



Los años 70
En diciembre de 1969 se presentan las maquetas del polémico concurso de ideas para la remodelación de la plaza y su entorno. El arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios dirigirá el proyecto y será, además, quien diseñe una fuente emulando las tres carabelas. Quedarán instaladas en 1972, y el monumento a Colón será ubicado en la esquina de los Jardines del Descubrimiento que linda con la calle Jorge Juan y Paseo de Recoletos.

Plaza de Colón y Casa de la Moneda en 1970

En 1973 se inaugurará el Aparcamiento Subterráneo de 23.300 m², con tres plantas y capacidad para 774 turismos. Otro espacio se destinará a Centro Cultural equipado con gran auditorio, sala de conferencias y exposiciones.

Las críticas no tardaron en llegar. La demolición de la Casa de la Moneda implicaba la pérdida de "la gran plaza de los madrileños".
En 1976, los miembros del Colegio de Arquitectos consideraban "horrendo" el alzado de una plataforma sobre la plaza con la finalidad de conseguir el mismo nivel con la calle Serrano. Un muro impediría a los transeúntes contemplar la perspectiva de los jardines proyectados.

En enero de 1977 se anunciaba la definitiva disposición de la plaza. Un rústico plano localizaba cada uno de los elementos y esbozaba la configuración de la Plaza de Colón. Hasta ese momento no se conocía la nueva denominación de Jardines del Descubrimiento.



A diferencia del primitivo proyecto, el monumento a Colón queda situado en la esquina de la entonces llamada Calvo Sotelo (Paseo de Recoletos) con Jorge Juan. Además, la idea de colocar antiguas máquinas de acuñar caerá en el olvido. Los bloques escultóricos diseñados y ejecutados por Joaquín Vaquero Turcios darán carácter a los jardines en concordancia con el monumento y el nombre asignado.




El domingo 15 de mayo de 1977, los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, juntamente con el presidente don Adolfo Suarez, representantes gubernamentales y los alcaldes madrileños e hispanoamericanos, asistirán a la inauguración de la nueva Plaza de Colón, Jardines del Descubrimiento y Centro Cultural de la Villa de Madrid.






Gran multitud de madrileños asistirán a la inauguración y disfrutarán del nuevo espacio multifuncional donde el agua y la piedra son elementos protagonistas.





Una superficie de 47.000 m² flanqueados por el monumento a Colón, las monumentales esculturas del artista Joaquín Vaquero Turcios y la cascada de agua del pasillo donde se reproducen los viajes de Colón en muro de granito portugués con incrustaciones de cobre, aluminio y estaño.

Las fotografías del Archivo Villa de Madrid (Revista del Ayuntamiento de Madrid - Gerencia de Educación) son hoy documento histórico que sirven de homenaje al 40º Aniversario del Centro Cultural de la Villa.









Fernán Gómez y Colón
Madrid, Siglo XXI
En febrero de 2008, en un emotivo homenaje a cargo del entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, el Centro Cultural de la Villa de Madrid adoptará el nombre de Teatro Fernán Gómez.



En el año 2009, conforme a lo proyectado en el plan urbanístico Eje Prado-Recoletos, Colón volverá a ponerse en movimiento para ser desplazado a su actual ubicación, que es la que tuvo desde el año 1892 hasta 1972. Preside otra vez la unión del Paseo de la Castellana con el de Recoletos.



La cascada ya no existe. Y donde estuvo se ha colocado un mural expositivo que cuenta toda la historia que os hemos ofrecido.











Con estas fotografías finaliza nuestro recorrido por la historia de un emblemático espacio de Madrid. Precioso mural que el Centro Cultural de la Villa de Madrid ha querido regalar al pueblo madrileño, iniciativa aplaudida desde su primitiva idea por el autor de este blog.

¡Feliz Aniversario!



ARTÍCULOS RELACIONADOS:
PLAZA DE COLÓN
- Especial: Estación de enlace de Plaza Colón. Proyecto de Fernández-Shaw (2 de octubre, 2013)
- La Plaza de Colón y su monumento (27 de noviembre, 2013)

CASA DE LA MONEDA
- 200 años del primer Sorteo de Navidad (2 de diciembre, 2012)
- Efemérides del 26 de marzo de 1913 (29 de marzo, 2013)
- ¡El premio Gordo de Navidad cae en Madrid! (21 de diciembre, 2013)



Bibliografía
Todo el contenido de la publicación está basado en información de prensa de la época y documentos de propiedad del autor-editor.

En todos los casos cítese la fuente: Valero García, E. (2017) "Especial: 40º Aniversario del Centro Cultural de la Villa. Teatro Fernán Gómez. ", en http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/ ISSN 2444-1325

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En todas las citas se ha conservado la ortografía original.
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© 2017 Eduardo Valero García - HUM 017-001 CCV
Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325