miércoles, 10 de septiembre de 2014

Las cien cosas que es Madrid (VII)

Continuamos con la reproducción de "Las cien cosas que es Madrid", escritas por Tomás Borrás en 1969. Lo hacemos tal y como fueron publicadas en la revista Villa de Madrid, que le dedicó once páginas, correspondiendo a la número siete la que ahora citaremos. Son sólo tres de las cien cosas, llegando con estas a las 65 de las 100.
Don Tomás reincide en el buen yantar madrileño; habla de las tabernas y el "tapeo", que es la acción de tapear, es decir, "tomar tapas en bares y tabernas" según dice la RAE. Verbo es, y Madrid lo conjuga como nadie.
De las cazuelitas humeantes y los platitos rebosantes pasa a los soldaditos de Pavía y las gulillas, para indigestarnos después con la vorágine del Madrid industrial y el trabajo de hormigas.
Por último, frena el ímpetu de la lectura con otras cosas que se leen, los periódicos.

Poco añadiremos a estas tres cosas de las cien que eran el Madrid de 1969. La cosa 63 se complementa con la 53 de la sexta parte que, no siendo tabernas sino cafeterías, difieren sólo en su antigüedad y fisonomía, porque ambas son Catedrales del papeo.


Eduardo Vicente. "La taberna". 1959
Óleo sobre lienzo. 140 x 128 cm.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.





Las 100 cosas que es Madrid
Por Tomás Borrás

63. El de las tabernas, aquellas de mostrador de cinc y la media copa, transformadas en figones suculentos, dignos de antología de viajero de paladar. La taberna, mediada de una cosa y de otra, deja de ser aquello para ser aquello del 900 y esto del casi 2000, mitad y mitad. Lo que de ella sale al mundo mediante los millones de turistas es la serie insuperada de las «rápitas», la golosina que no empalaga, la variedad de la imaginación de la cocina, la mezcla de estilos regionales; las «tapitas» con su vasito de tintorro—a veces rioja—, alineadas al borde del deseo; «tapitas» abrebocas que quitan las ganas de repetir una vez más la minuta consabida, pesada, de plato lleno; cuando ellas, las «tapitas», están allí, en su cazuelita o su platillo, rubias azafranadas, de embutido, amarillas de tortilla de diente menudo, verde aceituna de luna y río; «tapitas» para cantadas por los poetas, rodajitas de algo que sabe a salmón, «soldaditos de Pavía» ayer, hoy trocitos de bacalao frito... ¿Quién es capaz de hacer su fichero?, hijas de Andalucía, ¡hijas de mi vida!, gulilla, hermanas del vino blanco también, excitantes y calmantes: el capricho de eso tan caprichoso que es el sensorio.

De los soldaditos de Pavía podemos contar por lo menos cinco historias que hacen referencia al nombre de esa riquísima fritura de bacalao. Del mismo modo, y relacionadas con estas historias, la autoría del manjar se disputa entre Madrid y Andalucía.
Dice Eduardo M. del Portillo en su columna "Diálogos" del periódico La Libertad, de 20 de marzo de 1925, bajo el título "Embozado primero..., embozado segundo...":

"[...] Los dos amigos del lance, como son dos casticistas, no usan mejor prenda de abrigo que la española capa y van embozados en ella a causa del gélido aliento que llega del inmortal Guadarrama.
-Me han dicho que Fulano y Zutano conspiran.
-¡Bah! No haga caso de tales conspiraciones. Son tertulias de desocupados que hablan de libertades y de tiranías mientras beben chatos de montilla, muerden roscas de pan sevillano y se entusiasman con los 'soldaditos de Pavía'.
-¿'Soldaditos de Pavía'?
-Sí, hombre. Un motecillo que los andaluces le han puesto al bacalao frito. [...]"




64. Madrid es la industria. Desde 1940 ha creado tantas como haya en las regiones donde se enlazan pueblos sin solución de continuidad de fábricas. Brinco desde el cero hasta ser Madrid la segunda ciudad contribuyente por la tarifa industrial. Ochenta mil camiones cargados, los madrileños con el carterón negro del negocio colgando de la mano, ir y entaponarse las rutas, asaltar los vehículos, el pedido, la factura, la productividad, conversaciones al paso, en la calle, sólo sobre si tantas unidades o si suben los escandallos.
El Madrid paseante se hizo huracanado, olor a gasolina, a aceite que lubrifica, ruido de máquinas, máquinas bajo cobertizos como bólidos por las vías, monótonas en su rodar sobre sí mismas en las naves que lanzan piezas calientes que ensamblan las líneas de productores en el taller adjunto. Y camiones, camionetas, furgonetas, hacia el comprador a plazos; 35.000 contribuyentes industriales, 116.247 centros de ese trabajo, 888.228 trabajadores machacando lo duro para darlo forma de «elevado nivel de vida».










65. Los periódicos, al pie del manantial de la información en Madrid. Diarios de estampa procer, estampas en las revistas al hueco y al todocolor, el orbe en cada página, el orbe irrumpiendo en la vida de Madrid. Y la controversia eterna entre la necesidad y la posibilidad, eje de las polémicas. Diarios y medio libros removiendo la caldera de la inquietud, sin dejar espacio para el descanso que oxida, alerta espuela.
Centro de su vocabulario: problema. Misión: ordenar las confusiones.

Foto: Isabel Martínez García. 1968

En 1966 se había creado la Ley de Prensa aperturista por iniciativa del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga. Con esta ley se suspendía la censura previa y las consignas. El Estado controlaba todo desde que en 1938 Serrano Suñer instaurase la Ley de Prensa.
En 1939 se crea el Registro Oficial de Periodistas, siendo Francisco Franco el poseedor del carné número uno. Ese mismo año se funda la Agencia de noticias EFE, que era monopolio del Estado en la distribución de la información.
En 1941 nace la Escuela Oficial de Periodismo, que exigía a los alumnos a ser militantes de FET y de las JONS y en 1942 se creará el Servicio Español de Auscultación de la Opinión Pública.
Si bien la Ley de 1966 acababa con la censura, se continuaba el secuestro de aquellas publicaciones que en algo afectaban la sensibilidad del régimen.
La libertad de prensa no llegará hasta el 1 de abril de 1977, por iniciativa de Adolfo Suarez y su ley sobre la libertad de expresión.


Prensa de Madrid durante el Franquismo:
Nos centramos en las publicaciones más destacadas.

¡Arriba!: oficialista, considerado como el órgano del Movimiento Nacional. Franco participará escribiendo artículos sobre la Masonería que firmaba bajo el seudónimo de Jakin Boor.


Hoja del Lunes: el único periódico que podía distribuirse ese día, por ser obligatorio el descanso dominical en todos los demás. La de Madrid se imprimía los talleres del ¡Arriba! (anteriormente en los del Ya). Venía editándose desde 1930 por la Asociación de la Prensa, y había equivalentes en toda España.



El Alcázar: excepto un corto periodo liberal entre 1966 y 1969, de extrema derecha, editado primero por una empresa cercana a Opus Dei y, a partir de 1975, por la Hermandad de Excombatientes.



Diario Ya: católico (lo que en el primer franquismo significaba nacionalcatólico y tras el Concilio Vaticano II, alejado del régimen), heredero de El Debate; vagamente controlado por la conferencia episcopal y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, inspirados por el periodista y cardenal Ángel Herrera Oria.


Pueblo: próximo al sindicato vertical (lo que en el primer franquismo significaba nacionalsindicalista y en su fase final pasó a ser considerado de alguna manera "obrerista"), dirigido en esa última época por Emilio Romero, que coqueteaba con ambientes de la oposición de izquierdas sin abandonar el falangismo. Fue el periódico más leído de España después de La Vanguardia y ABC.



ABC: de la familia Luca de Tena, conservador y monárquico, con la presencia de Luis María Anson, que acabaría dirigiéndolo. La opción de Franco por la sucesión de Juan Carlos de Borbón en vez de la de su padre Juan de Borbón (exiliado en Estoril) tensionó las relaciones del régimen con el periódico, que fue secuestrado en alguna ocasión (1966). ABC fue el periódico madrileño con mayor tirada, superado sólo por La Vanguardia a nivel nacional.



Diario Madrid: el que terminó demostrando una mayor decisión de desafiar al régimen, aprovechando el ambiente tímidamente aperturista de la ley de prensa de Manuel Fraga (1966). A pesar de ello, acabó siendo sancionado y clausurado en 1971. Su edificio fue demolido con una espectacular voladura.



Informaciones: diario vespertino que era considerado el de orientación más progresista dentro de lo posible, después del cierre del diario Madrid. Se hicieron famosas las viñetas de Forges.



Cambio 16: revista semanal publicada a partir de 1971 de orientación liberal tanto en lo económico como en lo político. Durante los dos últimos años de la dictadura, se convirtió en el periódico más progresista de España y consiguió un enorme aumento de su tirada.



Triunfo: revista publicada entre 1946 y 1982, fundada y dirigida durante toda su existencia por José Ángel Ezcurra. Semanario de espectáculos en su nacimiento, se transformó en revista de información general en 1962, cuando empezó su época de esplendor, convirtiéndose pronto en el referente intelectual de la España de esa época.




El pueblo madrileño "tapeaba" y "chateaba", acción de beber chatos de vino esta última. Se afanaba por un porvenir cómodo y venturoso trabajando en las tantas industrias que nacían en la periferia; y en la periferia se construían las nuevas colonias de currantes.
Leían los periódicos con las noticias que se querían contar y disfrutaban de pequeños lujos que avivaban el cuerpo; pongamos nombre a esto con dos espectáculos del momento:




Las 100 cosas que es Madrid publicadas
PARTE 1. Del 1 al 11.
PARTE 2. Del 12 al 21
PARTE 3. Del 22 al 28
PARTE 4. Del 29 al 39
PARTE 4. Anexo
PARTE 5. Del 40 al 52
PARTE 6. Del 53 al 62
PARTE 7. Del 63 al 65
PARTE 8. Del 66 al 71
PARTE 9. Del 72 al 81
PARTE 10. Del 82 al 92
PARTE 10. Anexo
PARTE 11. Del 93 al 100 - Final



© 2014 Eduardo Valero García - HUM 014-007 ESP. T.B.VILLAMAD
© Ayuntamiento de Madrid - Revista Villa de Madrid - Depósito legal: M. 4.194-1959

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