miércoles, 26 de enero de 2011

El marqués literato y poeta



Don Enrique de Aguilera y Gamboa, a quien decidimos llamar con cariño y respeto "marqués coleccionista" o simplemente "Enrique", nos sorprende un poco más en cada capítulo que contamos de su vida.

Conocido por muchos como un arqueólogo, por otros tantos como un político Carlista y por nosotros mismos como un ferviente coleccionista, la gran mayoría tiene conocimiento de él por su Palacio-Museo.

"El Heraldo de Madrid" - 1903

Enrique fue, además, un poeta y literato de estilo correcto y brillante; un romántico de antiguos poemas de caballería; un veraz investigador de nuestra historia más antigua; fuerte en sus convicciones y sensible en su prosa. Un aristócrata que no presumía de serlo y que en sus poemas retrataba su propia existencia. Así lo dejará reflejado en estos versos sueltos de su obra "Leyenda de Amor":

"Y soy un caballero
de bien antigua alcurnia, que antes fuera
señor que alzó pendón y abrió caldera,
rigió un Estado y se amparó en un fuero
[...]
Soy de raza de antiguos infanzones,
pues caballero quiero ser a la antigua,
y en mi fe, mis ideas, mis acciones
esta arcaica ambición bien se atestigua.
No es que me tenga en más, ni más ser quiera
que el pobre que en trabajos desespera,
que antes que caballero soy cristiano.
Y si yo de nobleza algo me ufano
es por aquello de que a más obliga,
con tal que yo consiga,
que no me alcance el que en bondad me siga.
[...]
Caballero a la antigua se me llama
y serlo y demostrarlo sólo quiero;
guardar lealtad a la mujer que se ama,
ser su heraldo, su bálsamo y su égida
y perder libertad, fortuna y vida
por mi Dios, por mi Patria y por mi dama"

En su juventud comenzará a colaborar en revistas como 'Fomento Literario' y 'La Ilustración Católica' y realizará obras magistrales como la leyenda poética del Castillo de Mos; la monografía de doña María Henríquez de Toledo, ascendiente de la familia de Cerralbo y mujer del duque de Alba; o la historia sobre el arzobispo Rodrigo Ximénen de Rada, leída a su ingreso en la Real Academia de la Historia.

Fundará junto a los hermanos Martorell "La Juventud Católica", de la que Cerralbo será mantenedor incansable.


Entre sus estudios arqueológicos merecen destacarse: El Alto Jalón, Aguilar de Anguita, Torralba y la obra en cinco volúmenes Historia Patria por el azadón arqueológico que le mereció el Premio Martorell en el Concurso Internacional celebrado en Barcelona en 1911.

Gracias a sus esfuerzos la lengua castellana fue admitida como oficial en el Congreso de Antropología Prehistórica celebrado en Ginebra en 1912.

Siempre aplaudido en Círculos y Ateneos, el marqués de Cerralbo demostró ser un gran orador, consumado hablista y excelente historiador.

Poeta sensible y gran defensor del idioma castellano, deja fluir en sus versos el refinado léxico que hoy rescatamos del olvido. El marqués Carlista, arqueólogo, historiador y coleccionista, así escribía:

"La Ilustración Católica" - 21 de abril de 1879

"La Ilustración Católica" - Fragmento de 'Meditación' - 25 de noviembre de 1882

"La Ilustración Católica" - Fragmento de 'A FR. Félix de Azcoitia' - 5 de febrero de 1883

Dijo un periodista que firmaba con el seudónimo "ÁTICO" en la revista "La Ilustración Artística" de noviembre de 1898: "-¡Qué dolor que este hombre se dedique a la política!..."




Hemeroteca
Primer ejemplar del semanario religioso "La Ilustración Católica" (Año I, Nº 1 - Madrid, 5 de agosto de 1877)



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