jueves, 10 de octubre de 2013

Madrid, 9 de octubre de 1913


Hace cien años en Madrid...


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1913
OCTUBRE
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Poincaré por Madrid
Aprovechando que el día se presentaba soleado, aunque fresco a primera hora de la mañana, muchos madrileños se lanzaron a la calle para tomar posiciones en la plaza de Oriente, Puerta del Sol y calles de Claudio Coello, donde se halla el Hospital francés, y Marqués de la Ensenada, donde se ubicaba el Colegio francés, para ver al presidente de la República, que a las nueve, según el programa, debía visitar aquellas instituciones.
Monsieur Poincaré y las personas que le acompañaban en su viaje abandonaron las habitaciones de Palacio poco después de las ocho y media y salieron acto en dirección al Hospital.


En el Hospital francés
A las nueve en punto hizo su entrada Poncaré en el hospital francés. En la puerta fue recibido por el rector y los demás funcionarios de aquel benéfico establecimiento.
El presidente recorrió todo el establecimiento, prodigando justos elogios a la higiene y a la perfección con que está montado. Poincaré fue despedido en la puerta por todo el personal del Asilo.


En el Colegio francés
Desde las nueve de la mañana comenzaron a llegar al Instituto francés de la calle del Marqués de la Ensenada gran número de señoras, muchos miembros de la colonia francesa, los profesores del establecimiento, concejales de París y catedráticos españoles.
En la puerta se situaron una banda de música y el grupo de exploradores franceses. Las señoras ocuparon las tribunas que rodean el amplio y alegre hall del primer edificio, y los caballeros formaron círculo en la parte baja de éste.
A las nueve y treinta y cinco minutos los acordes de La Marsellesa anunciaron la llegada del presidente de la República. En la puerta le esperaban el presidente de la Sociedad francesa de Beneficencia, de asistencia mutua y de enseñanza, el rector de la Universidad de Toulose, el profesor del Instituto francés de Burgos, el rector de la Universidad de Burdeos, y los profesores del Instituto, vestidos de frac y ostentando condecoraciones.
Acompañaban al presidente francés su Cuarto militar, el general Lyautey, con sus ayudantes; el ministro de Negocios extranjeros, M. Pichon; el embajador de Francia, M. Geoffray; el secretario con el personal de la Embajada, el cónsul con el personal del Consulado, el general marqués de Valtierra, el coronel Echagüe y otros militares españoles.







En el Museo del Prado
Desde el Instituto francés M. Poincaré y su séquito se dirigieron al Museo del Prado, en donde le esperaban el director, Sr. Villegas; el duque de Alba y otras personas. A los pocos instantes llegó también el rey, acompañado de un ayudante.
Su majestad y el presidente recorrieron el Museo, deteniéndose, especialmente en la sala de Velázquez, para admirar la valiosa colección que posee nuestra pinacoteca.


Excursión a El Pardo
Monsieur Poincaré y los reyes salieron para El Pardo por el Campo del Moro.
En el primer coche iban la reina y el presidente de la República, en el segundo el rey, en el tercero la duquesa de San Carlos, el ministro de Negocios extranjeros, el marqués de la Torrecilla y el duque de Santo Mauro, y en otros cuatro los séquitos del rey y del presidente.
Luego de recorrer el palacio de El Pardo, fijándose en la colección de tapices que enriquecen sus muros; el presidente entró con los reyes y demás invitados en el comedor. El almuerzo fue servido con gran delicadeza, y una vez terminado éste, regresaron todos a Madrid, después de las tres de la tarde.

Las fotografías, de Campúa, muestran detalles de la visita de Poincaré al Palacio de El Pardo.
El Presidente dando el brazo a la Reina Doña Victoria al entrar en el palacio.
Poincaré y los Reyes en uno de los balcones del edificio.
S. M. el rey con el general Liautey en su automóvil HISPANO-SUIZA, tipo "Alfonso XIII", preparándose para regresar a Madrid.




"Garden-Party" en El Retiro
Desde las tres y media de la tarde empezaron a llegar a la zona de recreos del Retiro, espacio reservado para la celebración de la fiesta, los invitados a ella.
Los bomberos de la Villa formaron en dos filas desde el paseo por donde debían entrar los carruajes del presidente y su séquito y del elemento oficial.
En la escalinata del salón de fiestas estaban seis alguaciles y servidumbre de gran librea, y en el comedor del mismo, dispuesta la mesa donde debía servirse el lunch al elemento oficial. En sitio aparte había mesas para los demás invitados. Al lado del salón de fiestas se hallaba la Orquesta Sinfónica, dirigida por el maestro Arbós, y en el quiosco, la banda municipal.
A las cuatro y cuarto entró en el Retiro M. Poincaré, precedido de los batidores de la Escolta real y de una nutrida escolta de ese Cuerpo. Le seguían en otros carruajes M. Pichón, el general Lyautey y demás personajes del séquito.
En cuanto el presidente entró en el salón de fiestas, el alcalde le enseñó la copa de honor que el Ayuntamiento de Madrid le dedica y que fue muy del agrado del presidente.



Otros eventos
Tanto el presidente francés como la Comisión de municipios parisienses y la de las Cámaras de comercio e industria asistieron este día a muchos eventos. Además de los ya citados, Poincaré asistió junto a los reyes al concierto en su honor que se celebró en el Teatro Real, y a una corrida de toros.
Por su parte,  las Comisiones fueron agasajadas con banquetes y conciertos ofrecidos por el Ayuntamiento y las Cámaras respectivas de Madrid.


¡Adiós monsieur!
A las ocho de la tarde salió de la estación del Mediodía el regio tren que conducía al presidente francés y al rey a Cartagena. Gran gentío se había concentrado en la Plaza de Oriente y calle Bailén hasta la estación del Norte, pensando que los franceses abandonarían Madrid por allí. Gran disgusto se llevaron cuando al ver la extensa comitiva salir por la calle Mayor hasta la plaza homónima, y desde allí por la calle de Atocha hasta la estación del Mediodía.



Más cosas de Madrid
En memoria de Gustavo Adolfo Bécquer
Se aprueba en el pleno del Ayuntamiento la colocación de una placa en la calle Claudio Coello (dice la noticia "en el número 7", actual número 25), finca donde había fallecido Bécquer el 22 de diciembre de 1870.

©2008 Luis Zueco




Humor centenario
Viñeta de Sileno, aparecida en el Heraldo de Madrid, donde satiriza el cambio de rumbo en la salida de Poincaré de Madrid.
Diálogo:
-Per usted, mosiu, ¿sabe adónde vamos?
-Non, monsieur, ¿el vous?
-Pues yo tampoco



De regalo
Número extraordinario de El País en homenaje a Poincaré. Descarga directa de la Hemeroteca digital de la BNE.

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Recetas de la bisabuela
SOPAS DE VARIAS CLASES
Caldo ó sustancia de pescado .
Se derrite en una cazuela un buen trozo de manteca, y se añaden chirivías y cebollas, se rehogan hasta que toman color, se humedecen con agua, y en seguida se agrega la carne del pescado ó despojos, caso de haber empleado aquella para rellenos ú otro uso.
Para esta sustancia sirve toda clase de pescado de agua dulce, y aun pueden añadirse ancas de rana. Se sazonan con sal, un poco de tomillo, laurel, un clavo de especia y algunas ruedas de remolacha. Déjese cocer cinco ó seis horas, y entonces se echa un terrón de azúcar como una nuez de grueso. Sirve este caldo
para todo cuanto se ofrezca, ya quiera emplearse como sopa, ó para menestra. Si ha cocido solo una hora
y los pescados han quedado enteros ó en trozos grandes, se sirven con la sopa, y cada convidado echa el pan que le parece, pero en su plato.


Sopa con queso.
Hágase un buen caldo de cebolla para sopa: se ralla queso y se echa en el fondo de la sopera: sobre él se colocan rebanadas de pan muy delgaditas, alternando las capas de queso y pan hasta llenarla.
Antes de echar el caldo se añadirán dos vasos de nata, y se pondrá la sopera á un fuego suave, dejando que se empapen un solo momento. No necesita sazonarse el caldo á causa del queso.


Sopa de berza.
Póngase al fuego la olla con agua, tocino saladillo ú otra carne, y después de haber cocido una hora, se le echa una berza, chirivías, nabos, puerros, apio, una cebolla claveteada con clavos de especia, sal, y si se quiere también una salchicha. Para que todo esté bien cocido se necesitan cuatro horas. Si se añaden algunas patatas ha de ser solo una hora antes de presentarse en la mesa. La berza entera, chirivías, nabos, carne, tocino y salchicha se servirán en un plato después de la sopa. La mejor de todas las que se hacen con berza es la que se prepara con carnero y sin tocino.


La misma para vigilia.
Se blanquea una col ó berza, se escurre y corta en trozos pequeños. Cuando está el agua hirviendo, se echa en la olla juntamente con chirivías y zanahorias, nabos, puerros, una cebolla con un clavo de especia, apio, sal y pimienta: una hora antes de servirse, se le añaden unas patatas y en seguida manteca.

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© 2013 Eduardo Valero García - HUM 013-242 EFEMERIDES1913


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